Corren tiempos difíciles en el país ya que las fuerzas policiales, militares, paramilitares y demás parásitos de la violencia sistemática dominan las calles, los parques, el cielo, la tierra, la luna y el buen clima de invierno. La población en general en una epifanía colectiva ha descubierto que los policías son sicarios, que el ministerio de seguridad es un nido de corrupción, que los militares tienen impunidad, que el cardenal es secretamente un agente entrenado en supervivencia y tortura por el mismísimo Rambo y que el estado de Honduras es un chiste. La vaca hace mu, los pollitos pío pío cuando tienen hambre y cuando tienen frío. No es noticia nueva que este es un estado fallido donde si Susana se hace un tatuaje, Carlos se perfora una oreja o Ana se hace un corte de pelo extravagante allí están las autoridades para recordarles que no, que eso es sedición y así no se miran los ciudadanos y ciudadanas decentes. El solo hecho de convertir oxígeno en CO2 puede costar una mordida, 24 horas en la posta o vejámenes inimaginables.
Considerando todo esto hemos decidido hacerle frente a esta cultura hegemónica de muerte, violencia, uniformes poco halagadores para la figura y peinados demasiado pasados de moda a través de la creación de la cultura antichepística.
Congruencia
Congruencia
La era de poner flores en los cañones de los fusiles se quedó atrás con Woodstock y con el amor y paz de las y los hippies de los 60s. La forma moderna de desarmar estas fuerzas nefastas que giran alrededor del eje del mal es usando estrategias ingeniosas y contundentes: Que anulen al adversario y al mismo tiempo te hagan sentir victorioso/a, como si acabara de asestarle un zapatazo al político de su elección en una conferencia de prensa.
Ser antichepista es una forma de vida. Se debe tener congruencia en la forma de vestir, hablar, comer, saltar, conducir y perseguir enanos radioactivos. Eliminar por completo de nuestro lenguaje el discurso de seguridad, paz y democracia que el estado promueve con su pseudo-humanismo cristiano; desaparecer del guardarropa los estampados militares, negarse a pagar impuestos para seguir manteniendo a la conjuras corruptas que controlan el país y participar básicamente de cualquier acción necesaria para desaparecer de la faz del universo a los puños firmes, las manos duras, los shows relámpago, los operativos mordida, las fuerzas armadas, la balística y lograr que se le revoque el nobel de la paz a Obama, que liberen a Willy y que devuelvan a Plutón su rango de planeta.
Siga Que Aquí No Hay Nada Que Ver
Siga Que Aquí No Hay Nada Que Ver
La carrera armamentista en Honduras viene siendo algo así como la carrera espacial de la guerra fría cuando Estados Unidos construyó un McDonald's en Júpiter sólo porque sí, porque aunque no haya población es mejor prevenir, ¿No?
Se rumora que hay elementos del ejército en altamar distribuidos al azar por diferentes latitudes, con órdenes de disparar a quemarropa si algún abuelo osa pescar en aguas estatales. Mientras tanto en las ciudadelas se comienzan a reemplazar civiles por militares uniformados. La societat está adaptándose a ver qué, 15, 20 tipos de camuflage con rifle al hombro en los 3 barrios que atraviesan para llegar a su destino, la infancia indigente ya anda jugando chimiricuarta AK-47 y las familias hacen turnos de Veo-Veo Modalidad Bélica desde sus automóviles: "Veo veo... ¡Un chepo toleteando a una señora!".
Pronto aparecerán pinturas colgadas en la casa de la tía mostrando paisajes de parques y zonas verdes con militares haciendo picnics y jugando fútbol de playa con los niños, las niñas y adolescentes. La normalización de la cultura balística se introduce en el colectivo como si de mensajes subliminales del Disney channel se tratase con la diferencia que las imágenes están allí afuera a la vista de todos como balde de agua fría en una noche invernal de la estepa rusa.
El Poder de La Mente
El Poder de La Mente
La esencia de la cultura antichepística consiste en descongelarse, sentirse incómod@, enferm@, asquead@, gritar "¡NO!" cuando la cajera de Burger King le pregunte si quiere una 9 milímetros con su orden de whooper jr. y papas fritas. El rechazo es fundamental porque una vez completada al 100% la instalación en marcha de la mafia militar en las pulperías, ferreterías, mercaditos, guarderías, gimnasios, asilos y demás, la mente se convierte en la última trinchera de batalla.
Ya sabemos que las mentes fuertes son capaces de doblar cucharas y desaparecer elefantes cuando se concentran, pero las mentes aún más fuertes son capaces de ver la realidad y mantenerla siempre presente. Todos y todas nacemos con ese potencial, al menos quienes nacimos un día, porque los políticos y similares sólo se autogeneran por códigos de unos y ceros o nacen de pozos radioactivos.
Entrenar la mente es un proceso de deconstrucción que puede involucrar el exilio en un templo nepalí, pasar noches enteras sacando la flor de loto bajo el chorro de una cascada, subir y bajar gradas en ropa deportiva con "Eye of the Tiger" de banda sonora, en fin mil aventuras que si tiene la suerte de llegar a la vejez podrá relatar en el centro geriátrico cuando le visiten los androides que seguramente tendrá por nietos.
Por la libertad, por la dignidad, por una vida completa, por los nietecitos biónicos: No a las fuerzas policiales, militares y paramilitares. No a la impunidad y al sistema judicial corrupto. Este es el manifiesto antichepístico.